viernes, 30 de diciembre de 2011

Queridos Reyes Magos...

Este año creo que he sido muy buena. Me vine a Inglaterra a trabajar, a tratar de conseguir un futuro mejor del que podía esperar en España. Me tuve que separar de los míos, de mis amigos, de mi familia, de lo que quiero y de aquella suma de cosas que hacen que me sienta en casa. Me vine, busqué trabajo... los inicios no fueron fáciles pero junto con Juan Carlos y el apoyo que nos dimos el uno al otro conseguimos aguantar hasta que, cuando la necesidad ya apretaba, los dos conseguimos el objetivo marcado.

Más tarde comenzamos a hacer amigos, a pesar de que ya en casa teníamos a alguien a quien consideramos como de la familia, porque Julie, más que una 'house mate' ha sido nuestra hermana mayor, aunque fuese Juan Carlos el que siempre nos tuviera que recordar a todas el típico 'ponte las zapatillas y no vayas descalza!!' Nos hemos esforzado, pero también reconozco que hemos tenido suerte, hemos encontrado gente encantadora a las que nos hemos aferrado, y que se han vuelto personas tan importantes en nuestras vidas como para querer compartir el día de nuestra boda con ellos.

Hemos ahorrado, hemos hecho planes de futuro y nos hemos aventurado a todo lo que conlleva una boda. Hemos alquilado un piso en el centro y ahora sí que sí, podemos decir que nos hemos independizado, que sobre nuestra espalda pesa el pago de las facturas y la alimentación, todas las tareas de la casa y el trabajar cada día por seguir estando unidos.

Además, los dos, hemos empezado a estudiar de nuevo. Cada uno cosas diferentes, pero es un motivo más de reconocimiento del esfuerzo que este 2011, que sin duda iba a ser nuestro año, estamos realizando. Y a pesar de la distancia y de la cantidad de horas que pasamos trabajando o en la escuela, seguimos tratando de mantener contacto con todo y todos los que hemos dejado atrás... desde el profesor de universidad con el que me mandé correos todo el año y que me la jugó en septiembre con las preguntas del examen, a nuestra familia y amigos a los que gracias a las nuevas tecnologías logramos tener un poco más cerca. A esos a los que estamos deseando volver a ver y pasar tiempo con ellos cuando volvemos de visita, a esos también a los que por falta de tiempo les debemos cervecitas o vinitos, o ya siquiera un simple abrazo, porque cuando te das cuenta ya han pasado los días que tenías de vacaciones y te tienes que volver, y no te ha dado tiempo de ver a todo el mundo.

Es por eso queridas Majestades que, como este señor rechoncho y viejito que viene el 25 de diciembre ya me ha dejado unos cuantos regalillos, a vosotros que sois más y que cada año nunca habéis faltado a la cita, quisiera pediros el mayor regalo que me podrían hacer, y es levantarme la mañana de Reyes en mi casa, con mi familia, poder disfrutar de las caras de mis primos cuando abran sus regalos, e incluso de la de mi hermano que por muy mayor que sea no ha perdido la ilusión. Porque una persona tan importante para nosotros como es mi madre nos enseñó a conservar la ilusión por la Navidad (y por todo) por muy mayores que fuéramos, porque Navidad para nosotros significa familia, y porque aunque ella ya no esté quiero seguir recordándola de la manera más feliz posible junto a los que, como yo, quieren seguir celebrando las Navidades como forma de tener más cerca a los que por desgracia tenemos más lejos, en compañía de los que todavía estamos aquí.

Sin más me despido, posiblemente hasta el año próximo, y deseándoles a sus Majestades que tengan una noche de servicio amena y cargada de viandas en cada parada del recorrido.
Un afectuoso saludo de alguien que en cuerpo de mujer sigue conservando un alma de niña.